lunes, 30 de enero de 2012

¿Arte o práctica artística?



Magali Tercero
(Publicado en Laberinto, Suplemento de Milenio 28/01/2012)

Llamar artista a alguien es para muchos un anacronismo. En una conversación reciente con un joven estudiante él se refirió todo el tiempo a sí mismo como un practitioner o practicante. Tal vez porque el arte ya no puede representar la realidad como ocurría antes. Es imposible porque el mundo cambió, porque la II Guerra Mundial ya se terminó, porque… Podría dar numerosos ejemplos pero el artista del siglo XXI ya no puede representar nada directamente. En este sentido la crítica debe ser inclusiva. Si verdaderamente se quiere hacer crítica no podemos admitir que tanto el arte como la vida se entiendan sólo por medio de la razón. La razón, esa gran diosa de la época moderna, no sirve para definir y catalogarlo todo. Tampoco sirve para nombrarlo todo y hacernos acceder a zonas del espíritu o de la mente que son imposibles de describir. La razón escapa a la vida y el espíritu, o como se llame ahora, continúa expresándose. De ahí que el periodismo cultural, una práctica que también está reinventándose constantemente, deba ser ejercido desde una amplitud de mirada.

¿Periodismo cultural o narrativo o ambos?

En 2011 hubo un seminario de periodismo cultural organizado por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano creada por Gabriel García Márquez. A mí me sorprendieron algunas ponencias de periodistas que en sentido estricto no hacen periodismo cultural. Se dijo que no existe el periodismo cultural (y no en referencia a la calidad de las secciones culturales). Se sostuvo que el periodismo cultural debería transformarse en periodismo narrativo y que el periodista cultural no tiene por qué saber de arte, que basta con reportear a un artista o practitioner y entonces diseñar lo que ahora se llama un perfil biográfico. ¿Estos ponentes, destacados exponentes del periodismo narrativo, buscaban justificar su presencia en el congreso sobre periodismo cultural? No podía ser tan simple. Algo está cambiando y es necesario debatir e invitar al pensamiento, independientemente de lo que piense cada cual y de las opiniones personales: lo más superficial del ser humano según Borges.

El arte sucede

Ya lo dijo James Whistler; “el arte sucede”. Y varios siglos antes Angelus Silesius afirmó que “la rosa sucede sin porqué”. Las cosas humanas suceden. El arte o la poesía surgen. Hace poco un escritor mexicano me contó que en Francia se involucró con un seminario sobre la vida cotidiana y cómo ésta puede ser permeada por el paisaje. Durante una estancia suya en Juárez, en 1994, cuando se hablaba a diario sobre feminicidios, descubrió que ante una situación tan límite y tan nueva los juarenses ya no tenían palabras, ya no sabían cómo nombrar esa nueva realidad. Las personas con las que habló comenzaron a manifestarse con metáforas que “casi eran poesía”. De alguna manera, percibió mi interlocutor, ellos acudían a lo más profundo de sí para bautizar una situación que alteraba completamente su vida cotidiana. Debo decir que en Francia los simposios sobre vida cotidiana, un concepto mucho más complejo de lo que parece, vienen realizándose desde hace treinta o cuarenta años. Y debo decir también que la vida cotidiana es hoy un tema central en el arte contemporáneo.

Nombrar lo nuevo

Discusiones sobre la muerte de la novela, tema revisado por George Steiner en algún momento, aportan al debate, mueven las ideas, hacen surgir nuevos pensamientos, logran que cada persona, sea como lector, crítico, curador, filósofo o periodista cultural, modifique un poco su punto de vista y amplíe su mirada. Yo prefiero hablar de hecho artístico o de arte simplemente. Y abogo por un periodismo cultural no excluyente que trate de comprender distintas manifestaciones y las ubique frente al lector. El arte va siempre delante de la crítica. En este momento no importa tanto el nombre sino lo que está pasando. Nombrar es dar existencia. Por eso la tendencia a ubicarse sólo del lado de los medios tradicionales o sólo del lado del arte conceptual. Por eso lo importante es estimular al lector para que discierna con toda libertad. El hecho de estar en el mundo, se quiera o no, nos obliga a tratar de comprenderlo todo. No es posible lograrlo pero sí es necesario intentarlo. Un punto decimal lo define todo. Cualquier lenguaje es una posibilidad de vida.

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Esta es una versión resumida de la conferencia impartida en el Segundo Coloquio Hispanoamericano de Periodismo Cultural.

mtercero2000@yahoo.com.mx

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