Todos podemos ser asesinos: Daniel Giménez Cacho

Daniel Giménez Cacho lleva a escena la obra "Misericordia", protagonizada por ocho mujeres que caminan juntas en la Caravana por la Paz

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jueves, 19 de julio de 2012

TODOS PODEMOS SER ASESINOS: DANIEL GIMÉNEZ CACHO

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Ira Franco
Fuente: Domingo, El Universal

Daniel Giménez Cacho me ofrece la mano y dice "Daniel", como si hiciera falta. Han pasado veinte años de que lo conozco y esta será la primera vez que hable con él. Vengo a entrevistarlo no como actor, sino como director de la reciente puesta en escena Misericordia, un texto del dramaturgo tijuanense Hugo Alfredo Hinojosa. Se trata de una obra enmarcada en el teatro social, protagonizada por ocho mujeres que caminan juntas en la Caravana por la Paz, organizada por el poeta Javier Sicilia: todas han perdido a un ser querido en las trincheras de la lucha contra el narcotráfico en este país.

Desesperadas de buscar sin encontrar, las mamás y las novias de los desaparecidos van descendiendo poco a poco hacia el abismo de los significados, menos políticos y más universales: ¿Qué es ser víctima o victimario? ¿Qué se hace con el sufrimiento? ¿A qué nivel nos eleva o nos hunde?

Antes de hablar de la obra, Daniel se presenta con esas manos que podrían contar con cada peca y con cada línea remarcada la historia de la vida cultural de este país en los últimos veinticinco años. No sé si empezar con una confesión: "Daniel, te tengo un poco de miedo, te he visto destrozar tantas veces a alguien con una mirada furtiva". En 2010, sin ir más lejos, fue el Capitán Ramírez en El Infierno de Luis Estrada, un personaje-metáfora de la desquiciada realidad mexicana; el representante del gobierno coludido con la mafia o el representante de la mafia gobernante coludida con el verdadero gobierno, qué sé yo… Lo cierto es que nadie en el cine mexicano tiene una sonrisa tan diabólica como Daniel, y al verlo bajar las escaleras de la tarima del teatro donde lo entrevisto, revive en mí esa sensación de sutil malignidad. Me quedo con mis pensamientos y le hago la primera pregunta:

—¿Misericordia es una obra política, con agenda definida?
—La obra no tiene una trama lineal ni precisa, pero sí te vas a encontrar con personajes que pertenecen a una Caravana por la Paz, haciendo una clara alusión al Movimiento por la Paz, pero tiene mucha libertad para entrar a terrenos de sueño o más inconscientes, es una obra que se atreve a hablar de cosas más delicadas: qué puede pasar cuando a ti te asesinan a tu pareja o a un hijo. Es un teatro directo, simple, que sucede allí. En este caso las actrices no salen de escena, todo lo que sucede descansa sobre su trabajo, sin escenografías complicadas. La dificultad aquí viene del tema doloroso y que la sociedad ha encontrado muchos mecanismos de defensa contra el dolor, contra la desgracia ajena… No tenemos la pretensión de que el teatro va a cambiar la realidad pero sí puede fomentar debate —me responde.

Misericordia es una obra de la Compañía Nacional de Teatro que se estrenó hace tres días en el Teatro Casa de la Paz, de la colonia Roma. Con la voz cantante de Julieta Egurrola —desde hace años identificada con causas políticas— las ocho actrices se propusieron llevar a escena el lamento de un país que se manifestó en su forma más aguda en aquella caravana organizada por el poeta Javier Sicilia, luego de que su hijo fue asesinado en abril de 2011: una de las 60 mil víctimas de la violencia durante los últimos seis años.

—¿Cómo fue trabajar como único hombre con ocho mujeres?
—Trabajar con ocho mujeres definitivamente cambia la atmósfera de un teatro, pero eso se parece mucho a lo que ocurre realmente en el Movimiento, donde hay hombres que están más cerca de su lado femenino. Es natural, cuando hablas de tragedias y amor a la vida, pues la madre es la que da la vida y ese punto de vista es muy importante. A mí siempre me ha gustado mucho, desde que nací tengo un hermano, pero sobre todo cuatro hermanas. Mis inicios en el teatro fueron por una mujer, salvo Juan José Gurrola que fue mi maestro. Llegué al teatro por una mujer. Me gusta, la verdad.


***

Teresa Rábago es una de estas ocho mujeres que ha estado bajo la batuta de Daniel Giménez Cacho en Misericordia. Y sobre su papel en la obra, ella me cuenta:

—No es la ausencia de la que tiene un hijo muerto, sino la posible presencia. Es un estado límite permanente, es Medea. Que seamos todas mujeres tiene todo que ver desde las suplicantes de Eurípides, desde las Madres de Plaza de Mayo. Son los hijos que han matado. Recuerdo que lo leí hincada (el guión), admirada por la capacidad de alguien que transforma su dolor en hechos creativos, como Javier Sicilia, por ejemplo. Admiro la trasmutación del dolor —me dice Teresa, integrante de la Compañía Nacional de Teatro y actriz en la película El lenguaje de los machetes, del director Kyzza Terrazas.

—¿Cuál es la consigna de trabajar en esta obra?
—En este particular trabajo no me interesa actuar en un personaje creado al detalle sino tener la sensibilidad para que a través de mí se comunique lo que a la sociedad le importa, lo que los mexicanos necesitamos escuchar. Yo rezo todos los días antes de salir al ensayo para que esto no me pase, porque interpreto a una mujer con un hijo desaparecido, pero si me pasara, quisiera que alguien hablara de mí, que no me olvidaran, que se hiciera justicia —me cuenta la actriz.

Teresa Rábago dice que la idea de una obra que reflejara el dolor de las mujeres buscando a sus desaparecidos fue de Julieta Egurrola, quien lleva un buen rato en la dinámica de las caravanas; Egurrola quería manifestar desde la teatralidad lo que estaba ocurriendo en el país. Después, el director Luis de Tavira pensó en la convocatoria y le hizo la invitación a Daniel Giménez Cacho. Teresa Rábago me cuenta que cuando le entregaron las primeras líneas del texto tuvo un profundo miedo: "Como si fuera un pensamiento mágico, entrar en ese cauce de energías me invitaba a convocar un estado emocional muy fuerte. No es lo mismo ponerse leer en el periódico que ponerse en los zapatos de alguien que ha perdido a un hijo. Pero el teatro es para mí la única ventana de que la gente se asome y se sienta convocado".


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Por alguna razón, a Daniel lo buscan sobre todo para los villanos. Hay algo extraño en prestar tu cuerpo para que te odien, le comento, pensando en los infames personajes políticos de El Infierno (Estrada, 2010) y en Colosio: El asesinato (Bolado, 2012). Hay algo muy poderoso en ser siempre 'el malo'. Y allí es cuando su voz se vuelve enérgica, allí es cuando sus ojos me taladran: "Todos podemos ser absolutamente todo", me dice. "El primer villano que hice me parecía imposible. Me parecía la cosa más lejana, hace mucho, Bandidos (Estrada, 1990). Imagínate, ¡matábamos niños! Yo nunca lo había hecho, tenía la idea de que yo era muy buena persona, pero la verdad es que basta con atreverse, basta con no juzgarse y dejar esas categorías morales y entrar dentro de uno mismo. Eso es actuar, así en la maldad como en cualquier otra cosa. Pero lo que más me sorprendió es darme cuenta de que todos traemos todas esas cosas dentro y lo vamos cancelando, te vas contando la historia de que tú eres simpático o buena onda, o celoso, o inteligente. Nos vamos construyendo y cerrando las puertas a lo otro, pero en realidad podemos ser cualquier cosa", analiza Giménez Cacho. 

Quizá es la voluntad de ser y no la capacidad. Daniel está hablando de elegir, de la responsabilidad de esa elección. Quizá está hablando de ser libre. "No puede ser que como actor te niegues puedas representar a Hitler por tu impedimento moral… pero sí puedes decidir no estar en cierto tipo de proyectos por el contenido y el mensaje que manden…yo no hubiera hecho una película como La Cristiada, por ejemplo (una cinta protagonizada por Andy García y que fue financiada por la fraternidad católica masculina Los Caballeros de Colón, dedicada a reivindicar fe católica en el mundo). Tienen que ser cosas que superen los pleitos políticos y que sean documentos que uno pueda ver al paso de los años y estés o no de acuerdo con ellos tengan un punto de vista que ilustra o amplia la visión, porque de lo contrario vas sembrando pura basura, proyectos de fulano que te pagó para pegarle a aquél".

Y es justamente lo que Daniel no hace. Sembrar basura. Tampoco se puede decir que la tiene fácil: lo suyo es sembrar dudas. En el teatro al menos, la mayoría de las obras en que participa contienen preguntas sin respuesta, momentos en que el espectador no sabe qué partido tomar.  Un gran ejemplo de esto es la puesta en escena de Macbeth que se exhibe todo este mes en el Teatro El Milagro—imperdible—, donde Daniel trabaja al lado de su espejo creativo, Laura Almela, en una propuesta de escenificación experimental, totalmente distinta a lo esperado para un clásico de Shakespeare. En ella, los actores alternan de personaje o mejor dicho se desdoblan en puntos clave de la trama, recordándonos que todos podemos ser villanos o presas del pánico con un ligero viraje de la circunstancia. En su Macbeth, Laura y Daniel no usan ningún tipo de vestuario de época ni tienen grandes escenografías. Es un tipo de teatro contemporáneo que suele ser un poco exigente para el espectador, pero el único que saca el verdadero jugo al lenguaje teatral: "No hay escenografías, no hay personajes, pero al cabo de un rato empiezas a entender un cierto punto de vista del que te lo está contando. Me gusta porque hace que el teatro se exprese en todo su esplendor. Aquí se pueden hacer cosas que sólo el teatro puede hacer…decir 'estoy en el castillo' y pum, estoy ahí. Y puedo decir 'estoy con mi mamá, no la veo, pero la siento' y la actriz puede estar allí y yo puedo no verla. Son instantáneas que no puede hacer ni el cine ni ningún otro medio. Eso es lo que más me gusta, aprovechar el lenguaje y no estar compitiendo, como obras que quieren crear la ilusión y que entre una gran pirámide y cambiar el escenario con un plato giratorio. Para eso mejor voy al cine y listo".

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El guionista de Misericordia es el dramaturgo Hugo Alfredo Hinojosa, ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo en 2009 (entre otros) y merecedor más recientemente de una beca de residencia en el Royal Court Theatre de Londres. Giménez Cacho dice que el guión de Misericordia le gustó desde el principio.

—¿Qué fue lo que te atrajo?
—Me gustó muchísimo, es un texto que se atreve. Hugo Alfredo (Hinojosa) es de Tijuana y ha estado en contacto con este tipo de experiencias; pero en realidad me gustó porque se atrevió a cuestionarnos qué es este sufrimiento, qué rol ocupa esto de ser víctima o victimario, cuando te toca la etiqueta de víctima ¿eres un santo? o ¿cómo se vive?

—¿Y qué descubriste allí? 
—Que lo que para unos tiene respuesta en Dios como salvación, para otros es la comprobación de que Dios no existe, porque si existiera no permitiría semejantes atrocidades. El sufrimiento nos eleva de nuestra condición cotidiana y nos enfrenta a este tipo de preguntas profundas del espíritu. Te sales de la media indiferente,  rebasada por el cotidiano. Hay muchas cosas aquí que no tienen respuesta porque se trata del problema ancestral: cómo se enfrenta el ser humano al sufrimiento.

—¿Qué pasa en estos terrenos de la realidad donde los sicarios son casi unos niños, donde los sicarios también podrían ser considerados víctimas?
—Por supuesto, es un tema que también introdujo Javier Sicilia: qué tanto todo el ejército de sicarios jovencitos son también víctimas de un sistema que no ha sabido darles un lugar. Es innegable que el modelo social deja de dar ofertas y no sólo económicas. Ahora están tan decadentes los valores de nuestra sociedad que es mucho más chingón traer un arma y una troca del año y tener este poder, porque se ha degradado lo otro. Atacar eso se me hace mucho más importante a través de educación, cultura, deporte y trabajo, por supuesto.

—Hablando de victimizar, después de todas estas personas en que te has convertido, todos estos puntos de vista que has visitado, ¿crees que una persona dogmática puede ser actor, alguien muy apegado a sus creencias? 
— Creo que no. Estudiando algo sobre la violencia he visto que nos ha hecho mucho daño categorizar al mal como una cosa que está pasando "allá", lejos. Pensar "ese es el malo que agarró una pistola y mató al otro, es un marciano y yo no tengo nada que ver con él". Mentira. Todos podemos ser asesinos, depende de la situación en la que estemos. Verlo así te ayuda a ver el fenómeno de otro modo y a poderlo modificar, no te quedas con el 'ese es puto' o 'ese es sicario'. Eses es un tema de esta obra, también".

Por su parte, el dramaturgo Hugo Alfredo Hinojosa explica que aunque Misericordia proviene de un movimiento político específico y del requerimiento de las ocho actrices que tenían como base un texto del propio Sicilia, su obra es completamente independiente y está más sustentada en la relación de estas mujeres con el sufrimiento dentro de este instante histórico.

—No creo en las víctimas. Creo en situaciones de destino, de vida, todos hemos sido victimizados y victimarios alguna vez en la vida. Una cosa que tiene la obra es que yo rescato muchas cosas personales de mi madre por ejemplo, el personaje de Carol Mastache es mi mamá, hablando de la muerte de mi papá, hablando de mí; se trataba de confrontarme con una realidad muy personal. No creo que haya gente ni mala ni buena: siempre he dicho, si mi papá estuviera vivo a lo mejor yo ya estaría muerto, porque entonces yo hubiera sido un junior, con mi Pickup y ahorita ya me hubieran matado; habría importado más la circunstancia que si somos buenos o malos en un sentido maniqueo. De hecho hay una escena que le gusta mucho a Daniel en que las víctimas hablan de sí mismas pero denostándose, es decir 'nos tuvo que pasar esto para reaccionar'. De pronto de ser víctimas, se convierten en unas parcas, en vírgenes oscuras. 

Si bien Hugo Alfredo trató de alejarse de la política, sí hay una escena en que se lanzan parlamentos para contextualizar el momento histórico y hasta se habla de un muerto real, con nombre y apellido: Nepomuceno Moreno. Pero la dinámica de la obra hasta ahora ha sido muy particular: el dramaturgo asiste a casi todos los ensayos (algo muy raro en el teatro) y no para entrometerse como vigilante, sino para aprender de esta experiencia orgánica que fue escribir a partir de la necesidad de las ocho actrices de contar algo. Para Hugo Alfredo, Daniel está apostando por una dirección que pretende poner la estocada a un público que ante tantas noticias quizás se encuentre adormecido, anestesiado. 


***

Una vida poniéndose otras pieles hacen su barba canosa tenga sentido, aunque Daniel Giménez Cacho sólo tenga 51 años. Su cuerpo es fuerte aún, su andar y sus manos vigorosos como en un muchacho. Es como si su rol de director necesitara un traje más sabio y Daniel se lo pusiera cómodamente. Le pregunto directamente si después de tantas vidas él aún sabe quién es: "Por eso empecé a actuar. A mí me gustaba esto del teatro para tener la posibilidad de escapar de quién era yo, al principio decía 'prefiero ser esto, aquello, actuar con guiones' porque es que la vida no tiene guiones, entonces…¡es una chinga! Hay que estar improvisando las 24 horas. Ahora ya no es tanto así. Me ha ayudado el paso del tiempo claro, pero lo más importante es que tú mismo vayas adquiriendo el conocimiento y te vuelvas quien eres realmente". 

En ese momento culmina la entrevista: Daniel tiene que ir a marcar una escena que no ha quedado, para estas fechas el estreno estaba a la vuelta de la esquina. Se despide de mí y me pregunta mi nombre de nuevo. Lo veo partir y pienso en él como en un larguísimo y viejo rollo fotográfico —de esos que ya nadie usa— que va revelándose (y rebelándose) muy lentamente, por medio de químicos de efecto pausado. Creo que me gustará estar allí para ver el resultado final.



IRA FRANCO es una periodista totalmente ciega a las ecuaciones (pero no al drama): pasó la materia de Cálculo Diferencial en la preparatoria cuando presentó, en lugar del examen extraordinario, una pequeña obra de teatro; su profesor, un barcazo, la aprobó. Sus reportajes e historias han aparecido en las revistas "Vuelo", "T+L México", "Expansión" y en el portal "CNN México". También tiene una columna de cine en la revista "Chilango"

Agua de Azar - Magris es un río



Jorge F. Hernández


Fuente: Milenio 


Confieso que hay autores que me son como montañas, cuyas obras se van apilando en el estante de las lecturas pendientes como cimas que se podrían conquistar cualquier otro día que no sea hoy, y de preferencia, a partir de pasado mañana. Luego, confieso las largas semanas en que aclimato mi filiación con los libros de escritores selváticos o boscosos; hablo de novelistas tropicales que embelesan con sus adjetivos precisos y el juego de verbos como transpiración de una planta desconocida y hablo también de narradores cuyas tramas son nieve de tundra, páramos engarzados de bosques espesos que se leen siempre de lejos, y con un soplo helado de vaho en cada línea. Conozco poetas que son jardín, y cuentistas que se explayan como narraciones habladas en la caminata de un atardecer, bañados sus párrafos con la espuma de las olas mientras el que lee va dejando sus huellas en cada página como quien imprime las yemas de los dedos sobre arena ocre y húmeda que se hunde por sílabas.

Tengo en mente relatos que parecen acantilados, novelistas que clonan ciudades, cuentistas que llevan en el mapa de sus rostros un llano incendiado de historias tremendamente sencillas y cronistas del pretérito cuyos recuerdos conforman la cordillera de la Historia con mayúsculas o el apacible valle de la historia minúscula, no patria sino matria, la de querencias como sobremesas y largos paseos que se alargan en conversación… Montañas, jungla, pampa y desierto… Autores que bordean sus libros como costas oceánicas y escritores que tejen sus obras como hierbas que reptan las bibliotecas, poetas que dibujan nubes con sus versos y que llueven bugambilias o jacarandas para que el asfalto de todas las calles llore morados… Pero de entre todos los que leo, quiero afirmar en estas páginas que Magris es un río.

Claudio Magris es un río y la imagen se debe evidentemente a su libro El Danubio, y a la deuda de gratitud creciente y sincera que le guardo a esas páginas húmedas junto con no pocos miles de lectores que han navegado sobre sus párrafos en sus sucesivas ediciones y traducciones. Pero que Magris es un río es afirmación que va más allá de ese solo libro: refiere también la admirable transformación que ese autor le imprimió como tatuaje indeleble al género del ensayo, abriendo como exclusas entre océanos la atrevida compaginación de ese género con todos los demás. Hablo de que Magris ha sido de los almirantes en prosa que no tuvo ningún empacho ni problema en compaginar imaginación con memoria, fundiendo agua salada y dulce como una confluencia natural al filo del océano inmenso de la literatura. En su obra transpiran por igual eso que llaman Non-Fiction (necio afán por definir algo por lo que no es) y Literatura Pura. El resultado confirma el torrente. Estamos ante un río cuya geografía traza un mapa entrañable de Europa, al tiempo que es espejo fiel del rostro de un escritor. Rostro entre tantas caras, escritor de vocación inquebrantable entre tanto autor advenedizo, río legible entre tanto libro inadmisible que compran los incautos.

Debo a mi maestro Julián Meza el descubrimiento de El Danubio según Magris. Una aventura que lleva ya poco más de veinte años de lecturas y relecturas navegadas, a veces con la ayuda de remos como referencias de un paisaje ignoto y a veces con el sosiego de ir pegado a los márgenes, allí dónde uno va anotando sincronías y afinidades. Veinte o más años de ir sobre las aguas de unas páginas donde se combina la corriente invisible de la historia con el oleaje inmediato de la superficie; aquí la memoria de un edificio y sus inquilinos ya fantasmas y allá, en la página siguiente, la precisa descripción de un paisaje eterno; por allá las páginas que apuntan a lo intemporal y por aquí el guiño de lo trascendental aunque efímero. Un libro ensayo de novelas con cuentos donde el autor no niega alma poeta; un río de kilometraje largo que va cambiando de idioma como serpiente que cambia de piel. Un río de pasiones y desencuentros, viaje intemporal por el tiempo que todos sincronizan al leerlo. “Novela sumergida” en palabras del propio Magris, viajero que contagia el viaje por todo lo que fue, es, ha sido y será la civilización danubiana… mapa verbal de lo que el observador contempla y cartografía autobiográfica al mismo tiempo.

Misericordia

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Olga Harmony

Fuente: La Jornada

Algunos no simpatizamos con muchas actitudes de Javier Sicilia, aunque respetemos su dolor de padre. No nos gustan sus actitudes de Júpiter Tonante, las descalificaciones sin pruebas a políticos honestos y tampoco compartimos el espíritu cristiano con que besa lo mismo a la víctima que al victimario, o lo lleva a perdonar a Felipe Calderón en nombre de una sociedad que no lo hizo su vocero. Pero es indiscutible que encabeza un importante movimiento en que se logró dar nombre y cara a las víctimas de la espantosa violencia que sacude al país. Las denuncias de los deudos se escuchan –aunque no con la amplitud que sería deseable por la incuria de algunos medios– gracias a la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad que llevó al Legislativo a promulgar la Ley de víctimas, vetada por Calderón, pero en vías de ser rescatada. Por todo ello es de celebrarse que el teatro cumpla con una de sus funciones, la de reflejar la realidad social para llamar a la reflexión.

También es de celebrarse que la Compañía Nacional de Teatro amplíe su repertorio convocando –en este caso fueron Luis de Tavira, Julieta Egurrola y quien dirige la obra, Daniel Giménez Cacho– a jóvenes dramaturgos poco conocidos para escenificar algún texto suyo. Por desgracia, la elección de Hugo Alfredo Hinojosa no resultó un acierto con Misericordia, obra que el autor comenta haber trabajado un mes en los ensayos con las actrices, ya que el joven dramaturgo tijuanense no tiene todavía la solidez necesaria para salir avante en este tipo de empeños. Hinojosa declara haberse inspirado en Esquilo, Eurípides y Carson McCormik, cuya influencia le queda grande y se advierte poco, además de haber recogido testimonios de las víctimas y sus deudos, pero la premura que se le impuso lo llevó incluso a autoplagiarse: Si estamos muertos ¿por qué no puedo ver a mi padre? dice el Periodista 1 en Iluminaciones VII, (Ver la revista Paso de Gato en su número de aniversario) Si estoy muerta ¿por qué no puedo ver a mi hijo? se pregunta Sofía. Esta es una pequeña muestra de que su oficio no se ha consolidado del todo, lo que se nota en casi todo el texto, con nombres mitológicos para algunos de sus personajes que poco o nada tienen que ver con lo que se narra.

Asimismo resulta muy difícil distinguir los momentos en que las mujeres están vivas y recorren el camino clamando justicia para sus muertos de aquellos en que aparecen muertas ellas mismas, por lo que la dramaturgia resulta caótica. Las escenas de la plagiada y su custodia resultan casi paródicas e impiden que una actriz talentosa como es Èrika de la Llave caiga en el estereotipo, y la realista escena final entre una madre y una hija parece pertenecer a otra obra, a no ser que se quiera diferenciar la cotidianidad de los tiempos felices de las catástrofes a que todos estamos expuestos por la violencia indiscriminada.

Daniel Giménez Cacho dirige, apoyado por la iluminación de Philippe Amand y los diseños, sonoro el de Rodrigo Espinosa y de movimiento corporal el de Lorena Glinz, a las ocho muy buenas actrices (Julieta Egurrola como Sofía, Rocío Leal como Penélope, Teresa Rábago como Erinia, Érika de la Llave como Casandra, Ana Ligia García como Helena, Gabriela Núñez como Fátima, Renata Ramos como Gaya y Carmen Mastache como Monserrat), con el único recurso de las sábanas que cubrían al inicio sus cuerpos yacentes. Las sábanas retorcidas se atan a un cuerpo y lo torturan, cubren cabezas de mujeres arrodilladas y posiblemente cautivas o envuelven los cuerpos por encima de la ropa –en vestuario de Estela Fagoaga– como para protegerlos del frío. En un momento dado las mujeres se agrupan como erinias alegóricas alrededor del cuerpo de Érika de la Llave –a la que se ha ubicado en las escenas del secuestro como partícipe de las organizaciones criminales– e intentan pegotearle papeles que pueden ser fotografías de sus muertos o reclamos justicieros.

A pesar de las fallas que se puedan encontrar al texto de Hugo Alfredo Hinojosa, hay virtudes que conviene destacar en esta producción de la CNT. En primer lugar, que se despida a Felipe Calderón mostrando en un escenario uno de los más graves daños que infligió al país, por lo que sería bueno que recorriera varias localidades y despertara las conciencias adormecidas.Y otra, netamente teatral, advertir que las actrices jóvenes no desmerecen ante las ya consagradas.



Inauguran la exposición “Surrrealismo. Vasos comunicantes”

Fuente: La Crónica de Hoy
Foto: Twitter




La convivencia de artistas mexicanos con sus contrapartes europeas pertenecientes al movimiento surrealista, dio como resultado que su trabajo se viera marcado de manera indeleble e irrepetible, aseguró Adolfo Cantú Elizarrarás en la charla denominada “Nuestros años en París”.

La sesión abierta al público se llevó a cabo en el Museo Nacional de Arte, que hoy día alberga la muestra “Surrealismo. Vasos comunicantes”, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las ARts (Conaculta).

Agregó que Cantú estableció el contexto histórico en que se dio el surgimiento de este movimiento artístico, cuya característica central es la creación desde diversos soportes, de ambientes oníricos que evocan los sueños.

Todo inició al estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-45), cuando México ofreció refugio a muchos surrealistas europeos.

De ahí que al concluir el conflicto se creó el ambiente propicio para que los nacionales viajaran al Viejo Continente, en particular a París.

Artistas como Federico García Cantú convivieron con pintores como Salvador Dalí, el principal promotor del surrealismo, André Bretón, así como con el cineasta Man Ray, entre otros.

“Aunque los franceses lo nieguen, los soldados estadounidenses fueron los que hicieron que ellos comenzaran a incluir en sus costumbres cotidianas el bañarse a diario…, subrayó,

Agregó que este es “un dato que puede parecer sin importancia y hasta chusco, pero que quiero resaltar porque me parece necesario comprender algunos de estos detalles para dimensionar el ambiente que se vivió en esos años”.

Sobre todo en lo que tiene que ver con los surrealistas, porque todo, en verdad todo lo que hacían ocurrió en los cafés del centro de París, donde acostumbraban reunirse todas las tardes, expresó.

“En esos lugares surgieron muchas de sus ideas y proyectos para desarrollar obras que hoy podemos admirar en esta exposición, en un ambiente marcado por la influencia del alcohol y las drogas”, precisó.

Cantú señaló entonces que en ese caldo de cultivo reunió a autores de al menos dos corrientes artísticas contrapuestas y complementarias entre sí, que son el dadaísmo y el surrealismo, cuyos creadores decían odiarse, pero que acostumbraban convivir en los mismos lugares.

“Esta convivencia los llevó incluso a trabajar con las mismas modelos, como Kiki de Montparnasse, quien posó para Man Ray -de hecho fue su amante-, y otros dadaístas. Mencionó su caso porque ejemplifica claramente esta convivencia creativa entre unos y otros”, adujo.

De esta manera, los supuestos enfrentamientos y desacuerdos se daban en el terreno de las ideas, pues mientras los dadaístas defendían el hecho de que su movimiento era destructivo y crítico de las instituciones, los surrealistas mantenían una posición creativa, que buscaba mejor el mundo.

“Los mexicanos que convivieron con ellos, con Federico García Cantú como principal exponente, regresaron al país luego de mantener una intensa relación con los surrealistas con ideas plásticas que marcarían su producción plástica”, comentó.

En el caso de autor mencionado, sus esculturas –como las que están en el edificio central del IMSS-, fueron creadas con el espíritu de esos artistas”.

Cantú destacó en ese sentido que en aquellos años México era visto por el mundo como la tierra del futuro, un lugar de vanguardia, por ello André Bretón afirmó que México era la nación surrealista por excelencia.

Así que otros artistas, como María Izquierdo, Remedios Varo o Leonora Carrington, por mencionar a algunos, siguieron el ejemplo de su colega en Europa, así que comenzaron a reunirse en los cafés del centro de la capital del país, donde participaban de las discusiones y claro, también buscaban los estímulos necesarios para desarrollar sus propias propuestas.

“Ese ambiente es algo que nunca volveremos a ver, porque en aquella época se dieron condiciones muy especiales para ello; pero en cambio podemos seguir disfrutando del trabajo de todos ellos, encontrar cómo sus propuestas influyeron a su vez a otras generaciones de artistas plásticos y sobre todo, descubrir que el surrealismo forma parte de nuestra vida diaria”, comentó.

OVR

Kurt Masur profesa "humildad" ante cualquier obra que asuma

Foto

Kurt Masur en el podioFoto Archivo




Fuente: La Jornada

Leipzig, 18 de julio. Poco a poco vuelvo a estar sano, dice Kurt Masur (Alemania, 18 de julio de 1927), uno de los directores de orquesta contemporáneos más celebrados del mundo. Tras la consternación que produjo entre sus amigos que el 26 de abril se cayera de la tarima del Théâtre des Champs-Elysées, en París, en torno al maestro alemán sólo hubo silencio.

Ahora Masur, quien cumple 85 años, anuncia en entrevista su primera actuación pública después de la fractura del omóplato.

–Maestro, ¿cómo se siente?

–Poco a poco vuelvo a estar sano.

–¿Cuándo cree que el público podrá volver a verlo?

–Si todo sale bien, el 22 de julio en Tanglewood, Massachusetts, Estados Unidos. Es un sitio para ensayos de música y conciertos donde los fines de semana se juntan a escuchar música al aire libre de 20 mil a 30 mil personas. Ya estuve allí hace más de tres décadas. Ahora haremos un programa de Mozart. Mi hijo Ken David dirigirá la primera parte del concierto y yo tendré a mi cargo la segunda.

Culto por Felix Mendelssohn

–Usted fue director en Dresde, Nueva York, Londres, pero manifiesta sobre todo su agradecimiento a las personas de Leipzig, a las que ya ha brindado durante tres décadas experiencias musicales con la orquesta del teatro Gewandhaus. En 1981 peleó y consiguió el tercer edificio nuevo para el Gewandhaus y la reconstrucción de la Casa de Mendelssohn. ¿Qué lo une a ese compositor?

–Estudié en Leipzig desde febrero de 1946. El horror de la guerra ya había pasado, y empezamos a trabajar con obras de compositores prohibidos por los nazis, especialmente Felix Mendelssohn-Bartholdy.

Intentamos continuar también en la sala de conciertos las tradiciones del músico, fundador de ese conservatorio, en el que enseñaron muchos músicos del Gewandhaus. Este compositor fue quien redescubrió a Bach, impulsó a Schumman y luchó como ningún otro por la diversidad de la vida musical de Leipzig.

–Usted alentó a escribir a numerosos compositores contemporáneos, desde Siegfried Matthus y Alfred Schnittke a Minoru Miki. ¿Siempre tuvo su corazoncito por la música contemporánea?

–No fue sólo una cuestión de corazoncito, sino práctica. En 1948 fui designado maestro concertador y director en el teatro estatal de Halle, y tuve que enfrentarme a la necesidad de escribir música para piezas como Sombra, de Yevgeni Shvarts o Como gusteis, de Shakespeare, y muchas otras. Escribí yo mismo y me puse en contacto con compositores. Más tarde, las orquestas con las que trabajé asignaron trabajos en todo el mundo. La amistad con Siegfried Matthus, por ejemplo, se mantiene hasta hoy. Siempre hubo un dar y recibir con las orquestas y los compositores.

–¿Hay algún compositor cuya obra hasta ahora no haya dirigido y que le gustaría llevar a escena?

–Sí, muchísimos, claro.

–El año próximo el mundo honrará a Giuseppe Verdi y a Richard Wagner, cuyas obras usted dirigió en Schwerin, Leipzig, Berlín y Venecia. ¿Ese año de aniversarios volveremos a verlo en el foso de la orquesta?

–No necesariamente. Pero tal vez se presente una ocasión, como ocurrió cuando en Venecia pude dirigir Lohengrin, en italiano.

–Usted está entre los personajes más homenajeados del mundo: títulos honoris causa, premios, condecoraciones. ¿Esto le provoca orgullo o humildad?

–Humildad, humildad. Humildad ante cualquier obra cuya dirección asuma. Mi mujer puede confirmar que muchas veces no elijo dirigir obras de éxito garantizado, sino otras que el público no va a amar de inmediato. Por eso es tan lindo cuando se logra que un compositor se establezca.

–Tiene cinco hijos de tres matrimonios. ¿Se dedican a la música?

–Sí, y varios con mucho éxito. Además, no olvide a mi mujer, Tomoko, con la que estoy casado desde hace 37 años y que eligió postergar su carrera de cantante.

Este miércoles festeja su cumpleaños 85. ¿Cuál es su mayor deseo?

–Que todas las personas que quiero y viven en torno mío sean felices.

Hallan posible sepulcro de la "Mona Lisa"

Lisa Gherardini Del Giocondo falleci? en 1542 a los 63 a?os.
Labor. Lisa Gherardini Del Giocondo falleció en 1542 a los 63 años.. (Foto: EFE/Carlo Ferraro )


Fuente: El Universal

Arqueólogos de Florencia han encontrado en la iglesia de Santa Úrsula de esta ciudad italiana un altar bajo el que pueden estar losrestos de Lisa Gherardini (1479-1542), conocida como "Mona Lisa", buscados desde hace años por los investigadores italianos.

Durante unas excavaciones arqueológicas en la iglesia del edificio que albergó el convento de Santa Úrsula -donde la mujer inmortalizada por Leonardo Da Vinci habitó al final de su vida-, se desenterró la semana pasada el altar que se relaciona con la célebre modelo, informaron hoy fuentes de la Provincia (diputación provincial) de Florencia.

También se encontró en el templo un nuevo esqueleto, pero el hecho de que no se sepa aún si es mujer u hombre, de que no estuviera bajo el altar y de que se trate de una sepultura en tierra -las comunes entre las monjas franciscanas que habitaban el convento, y no entre las nobles, que tenían sepulcros más lujosos- hace mantener la cautela a los investigadores sobre su identidad.

Mientras el esqueleto es estudiado y se le practican pruebas con carbono 14 para datarlo con exactitud, las excavaciones continúan porque los arqueólogos reconocen la dificultad de encontrar los restos de la "Mona Lisa" en un templo donde hay sepulturas desde el siglo XIV hasta el XVI.

Para la arqueóloga Valeria D'Aquino, que forma parte del equipo que reveló el descubrimiento del altar -datado entre finales del siglo XV y el siglo XVI-, "seguramente este es el altar que estaba en funciones en los tiempos de Lisa Gherardini", que murió el 15 de julio de 1542 en esta ciudad toscana.

Según el presidente del Comité de Valorización de Bienes Históricos, Silvano Vicente, la "Mona Lisa" y la noble María del Riccio son las únicas mujeres ajenas al convento que fueron enterradas allí en esa época, por lo que deben estudiarse atentamente los restos que los arqueólogos encuentren en el lugar.

Las excavaciones de búsqueda de la "Mona Lisa" se enmarcan en las obras de restauración del antiguo convento para su reapertura que lleva a cabo la Provincia de Florencia por encargo de la Superintendencia de Bienes Arqueólogicos de la Toscana, según informa en su página web.

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Presentarán la tercera edición del Festival de Pantomima, Clown y Circo

Foto: Notimex
IMAGEN DEL SEGUNDO FESTIVAL DE PANTOMIMA, CLOWN Y CIRCO PRESENTADO EN EL FARO DE MILPA ALTA.





Fuente: Milenio

México  • Múltiples elencos dedicados al arte circenses y a la mímica participarán en la tercera edición del Festival de Pantomima, Clown y Circo, que se realizará todos los fines de semana del 4 al 25 de agosto en la delegación de Milpa Alta.

El objetivo del festival es acercar una variada oferta cultural a los niños, niñas y familias de los pueblos originarios, de ahí, que se desarrollará en las plazas públicas y en la Fábrica de Artes y Oficios (FARO) de la zona, informó el periódico Capital Cultural de Vanguardia, de la Secretaría de Cultura capitalina.

De acuerdo con la fuente, en las anteriores ediciones del festival se ha logrado activar la economía local, la vinculación interinstitucional y la socialización entre la comunidad, así como a recuperar los espacios públicos.

Los elencos participantes comparten con el faro Milpa Alta la convicción de garantizar el acceso a la cultura en las comunidades de esta demarcación, a fin de fortalecer, reconocer y consolidar los derechos culturales.

En los espectáculos se difundirán los elementos técnicos, conceptuales y artísticos de la gente dedicada al arte circense, quienes tratarán de dignificar esta actividad en cada presentación. El programa incluirá además una serie de talleres, a cargo de Malcom Méndez, miembro de la compañía Teatro Frederik.

Dicho festival es organizado por la Secretaría de Cultura capitalina, a través del Faro Milpa Alta, en colaboración con la Delegación Milpa Alta, la Dirección General de Desarrollo Infantil del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) con su programa “Alas y raíces”, la Alianza Francesa en México, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Museo Soumaya.

“Luces, cámara, acción”, lanzan libro de ocho décadas de cinefotografía mexicana



Foto: Tomada de imcine.gob.mx




Fuente: Milenio

México  • Cientos de imágenes, algunas de ellas inéditas, captadas por los más destacados fotógrafos del cine nacional, así como una veintena de entrevistas, anécdotas e historias, fueron reunidas por Hugo Lara y Elisa Lozano en “Luces, cámara, acción: Cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011”, libro que se presentó en el Cine Tonalá, de esta capital.

En la presentación del ejemplar, que se llevó acabo este martes, acompañaron a los autores, los fotógrafos mexicanos Toni Kuhn y Sergei Saldivar; el investigador Rafael Aviña, el crítico de cine José Luis Ortega, y Abel Ortega, como presentador, en una velada que reunió a un nutrido público interesado en conocer el libro.

El primero en tomar la palabra fue Toni Kuhn, célebre fotógrafo suizo que ha vivido y trabajado en México la mayor parte de su vida. “Nunca hemos sido el centro de atención porque nos dedicamos a hacer imágenes al servicio de otras personas, no somos autores, sólo enmarcamos las cosas brindándoles una estética”.

Por lo anterior, dijo, es muy interesante que en este libro esté dedicado a los fotógrafos de cine, “es bueno reflexionar sobre el quehacer de un cinefotógrafo, y pensando en ello recordé que cuando yo era niño viajaba mucho con mi familia en tren, y pasaba horas viendo la ventana, ese marco fue mi primera referencia de capturar la imagen en un cuadro, quizá de ahí surgió mi interés de dedicarme a esto, no lo sé”.

Al tomar la palabra, Sergei Saldivar compartió con el público una anécdota relacionada con el proceso de retención de plata en los negativos, “experimentando se pueden descubrir muchas cosas, aunque eso implica correr riesgos y jugársela”.

Apuntó que cuando alguien lee un libro de cine puede descubrir cosas muy interesantes, “pero no hay nada mejor que leer las historias de propia voz de sus protagonistas, por eso las entrevistas incluidas en este libro le brinda la posibilidad al lector de enterarse de cómo sucedieron las cosas de primera mano”.

Y es que “Luces, cámara, acción: Cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011” reúne en sus páginas, además de fascinantes imágenes, entrevistas, análisis y críticas que ofrecen un panorama global de lo que ha sucedido en la cinefotografía nacional en los últimos 80 años.

Al respecto, el crítico de cine, José Luis Ortega, destacó que se trata de un ejemplar “muy bien estructurado, que lleva detrás un arduo trabajo de investigación, es un libro fundamental para entender el cine mexicano desde una perspectiva estética, un trabajo inédito porque es la primera vez que se recopila este periodo de tiempo”.

Por su parte, Elisa Lozano, quien es historiadora del arte y colaboradora en diversas revistas de fotografía, apuntó que este libro es un primer esfuerzo que traza líneas para futuras investigaciones, “cada uno de los fotógrafos mexicanos debería tener su propio libro”.

Explicó que un aspecto fundamental de esta investigación es que desde un principio tenían claro que debían ser los propios artistas de la lente quienes hablaran de su profesión, a través de entrevistas, y a los ya fallecidos les darían voz con biografías, testimonios y documentales.

“La presentación de este volumen es motivo de alegría y gran satisfacción porque aporta con un granito de arena a la recopilación de la cinefotografía mexicana, una historia apenas en construcción”, concluyó Lozano.

Finalmente, Hugo Lara explicó que para realizar este libro recurrieron a los archivos fotográficos del Imcine, la Cineteca Nacional, la Filmoteca de la UNAM, Cinemas Lumiere y a colecciones del productor Roberto Fiesco y los fotógrafos Eniac Martínez, Federico García y Alberto Vázquez, “hay imágenes inéditas de películas como ´Mecánica nacional´ y ´Amores perros´”.

Asimismo, destacó una entrevista a Gabriel Figueroa, realizada por Nelson Carro; un texto escrito por Henner Hofmann, actual director del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y uno más de Jean Pierre García, director del Festival du Film d’Amiens.

Rafael Corkidi, Rubén Gámez, Arturo de la Rosa, Ángel Goded, Jorge Stahl, Alex Phillips, Rosalío Solano, Rodrigo Prieto, Gabriel Beristain, Emmanuel Lubezki, Guillermo Navarro, Celiana Cárdenas, María Secco, Gabriel Figueroa, son solo algunos de los cinefotógrafos, cuyas imágenes e historias han sido incluidas en este ejemplar.

martes, 17 de julio de 2012

Madrid acoge la retrospectiva más vasta de Edward Hopper en Europa


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Autorretrato, 1925-1930, y Hotel junto al ferrocarril, 1952, óleos sobre lienzo de Edward Hopper, pertenecientes a los museos de Arte de Whitney, Nueva York, y Thyssen-Bornemisza, de Madrid, respectivamente, que forman parte de la exposición del artista estadunidense en el recinto de la capital españolaFoto cortesía del Museo Thyssen-Bornemisza
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Habitación de hotel, 1931, cuadro de Edward Hopper (1882-1967) incluido en la retrospectiva del pintor estadunidense que se presenta en MadridFoto cortesía del Museo Thyssen-Bornemisza


Armando G. Tejeda
Fuente: La Jornada


Madrid, 16 de julio. Edward Hopper (1882-1967), el artista de la luz atemporal y de los cuadros que encierran un refugio de deseo y soledad, creía que el gran arte es la manifestación externa de la vida interior del artista.

Sus creaciones, catalogadas primero como realistas, después como emblemas del impresionismo y el paisajismo americanos, se han ido quedado en la retina de los espectadores como misterios sin resolver donde se va lastrando poco a poco la soledad.

El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid expone la retrospectiva más amplia y trabajada de Hopper en Europa, en la que están todos sus cuadros más conocidos e importantes, y en la que también se recupera la figura de un creador melancólico que siempre rehuyó del academicismo, del arte fruto únicamente del intelecto –fue muy crítico del arte abstracto– y que durante su vida vivió de las ilustraciones que hacía para publicaciones de prensa ante el sistemático rechazo de su obra por la crítica y el mercado.

Hopper nació en Nyack, Estados Unidos, en 1882 y murió en 1967. Vivió la mayor parte de su vida en Nueva York, ciudad que se convirtió a la postre en un personaje más de sus enigmáticos cuadros, definidos en ocasiones como misterios que no pueden revelarnos y que sólo podemos intentar adivinar.

También se ha señalado como el artista de la soledad, el autor de cuadros que han reflejado como pocos la zozobra y la melancolía de la vida urbana, la sombría mirada de la privacidad de una sociedad atribulada por la rapidez de su transformación permanente.

Préstamos del MoMA

El museo madrileño reúne 73 obras de distintas colecciones –el propio Thyssen-Bornemisza posee gran cantidad de cuadros del artista–, en las que se hace un recorrido exhaustivo por las tendencias que Edward Hopper practicó desde su joven incursión en el arte, de sus viajes a Europa y de la enorme influencia que tuvo en su método y lenguaje la escuela francesa de principios del siglo XX.

Para lograr reunir obras tan selectas y notables, el Thyssen-Bornemisza consiguió algunos préstamos de los museos de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y del de Bellas Artes de Boston, así como de la colección privada de la esposa del pintor, Josephine.

El artista retrata Estados Uni-dos y sus escenas cotidianas, pero sin idealizarlas, mostrando la modernidad de sus hoteles, sus estaciones, sus bares y sus habitantes, aislados entre sí. No es un pintor narrativo como los demás, porque sus cuadros tienen una inquietante capacidad de evocación: parece que algo va a ocurrir, pero nada pasa.

El artista, en uno de sus diarios y escritos sobre su propia actividad, explicó: Para mí, la forma, el color y el diseño son simplemente un medio para llegar a un fin; las herramientas con las que trabajo, y no me interesan particularmente en sí mismas. Me interesa sobre todo el amplio campo de experiencias y sensaciones del que no se ocupa ni la literatura ni el arte puramente plástico. Deberíamos ser cautelosos y llamarlo la experiencia humana, para evitar que se confunda con lo puramente anecdótico y superficial. La pintura que trata exclusivamente con las armonías o disonancias de la imagen y el color me provoca siempre un rechazo.

De Madrid a París

Edward Hopper, creador que pintaba muy lentamente, dejando que el cuadro madurara, reflexionó sobre su condición de artista: “Mi propósito cuando pinto es siempre, sirviéndome de la naturaleza como medio, intentar proyectar sobre el lienzo mi reacción más íntima frente al objeto tal como se aparece cuando más me gusta; cuando los hechos alcanzan la unidad por medio de mi interés y mis prejuicios. Por qué elijo determinados temas y no otros es algo que no sé, a menos que sea porque los percibo como el mejor medio para sintetizar mi experiencia interior (...)

El gran arte es la manifestación externa de la vida interior del artista, y esta vida interior es lo que determinará su visión particular del mundo. Por más capacidad de invención que se tenga, ésta no podrá remplazar nunca el elemento esencial de la imaginación. Una de las flaquezas de gran parte del arte abstracto es el intento de sustituir una prístina concepción imaginativa por las invenciones del intelecto.

Una de las personas que mejor han entendido la obra de Hopper es el poeta estadunidense Mark Strand, quien dedicó largas horas a estudiar y escribir sobre los cuadros y las metáforas pictóricas del artista. Los cuadros de Hopper no son documentos sociales, y tampoco alegorías de la infelicidad o de otros estados de ánimo que podrían ser atribuidos con similar imprecisión al perfil sicológico de los estadunidenses. Lo que sostengo es que los cuadros de Hopper trascienden el mero parecido con la realidad de una época y transportan al espectador a un espacio virtual en el que la influencia de los sentimientos y la disposición de entregarse a ellos predominan, escribió Strand.

El poeta y profesor de la Universidad Columbia también explicó: Los cuadros de Hopper son breves y aislados momentos de figuración que sugieren el tono de lo que habrá de seguir, al tiempo que llevan adelante el tono de lo que los ha precedido. El tono, pero no el contenido. La implicación, pero no la evidencia. Son profundamente sugerentes. Cuanto más impostados y teatrales resultan, más nos mueven a preguntar qué sucederá después; cuanto más parecidos a la vida, más nos impulsan a construir el relato de lo que ha acontecido antes. Nos atrapan justo cuando la idea de tránsito no puede estar lejos de nuestras mentes: al fin y al cabo estamos acercándonos al lienzo, o alejándonos de él.

La mirada de Strand también percibió que en muchos cuadros de Hopper hay una espera aconteciendo. La gente que Hopper pinta parece no tener nada que hacer. Son como personajes que se hubiesen quedado sin un papel que desempeñar y ahora, atrapados en el espacio de su espera, deben hacerse compañía, sin lugar adónde ir, sin futuro (...) En los cuadros de Hopper asistimos a las escenas más familiares con la sensación de que para nosotros son esencialmente remotas, incluso desconocidas. Las personas miran al vacío: parecen estar en cualquier parte menos donde efectivamente se encuentran, perdidos en un misterio que los cuadros no pueden revelarnos y que sólo podemos intentar adivinar. Es como si fuésemos testigos de un acontecimiento que somos incapaces de nombrar.

La exposición de Edward Hopper, en el Museo Thyssen-Bornemisza, terminará el próximo 16 de septiembre y después se montará a París.

Historias de zombis, la nueva moda literaria

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LOS ZOMBIS. Ahora están en películas, series de televisión, videojuegos, novelas gráficas y libros son muertos vivientes, personas semideshechas que no están del todo vivas pero tampoco del todo muertas, seres impulsados por el instinto de devorar la carne y el cerebro de los vivos de su comunidad.(Foto: CORTESÍA )


Yanet Aguilar Sosa
Fuente: El Universal


Los zombis carecen del romanticismo y de la personalidad que poseen los vampiros, pero no por ello son menos seductores. Esos muertos vivientes que siempre en hordas van por la vida devorando cerebros, han cobrado una fuerza arrolladora y se han convertido en un fenómeno de la cultura contemporánea.

Los muertos resucitados de hoy nada tienen que ver con los primeros zombis-esclavos que tienen su origen en Haití, producto del vudú; los que ahora están en películas, series de televisión, videojuegos, novelas gráficas y libros son muertos vivientes, personas semideshechas que no están del todo vivas pero tampoco del todo muertas, seres impulsados por el instinto de devorar la carne y el cerebro de los vivos de su comunidad y así transmitirles el virus y convertirlos en zombis.

Antes de la narrativa y la novela gráfica, de los videojuegos con vengadoras y vengadores que se enfrentan a una masa de no muertos que atacan a los vivos, de las marchas zombis que desde 2001 han congregado a miles de personas que se disfrazan y maquillan como cadáveres vivientes en ciudades de Estados Unidos, España, Canadá, Australia y México, antes de todo eso estuvo el cine. El padre de ese género es sin duda George A. Romero, con cintas como La noche de los muertos vivientes y El amanecer de los muertos.

Esos seres han protagonizado más de 400 películas, según registró Luciano Saracino en su libro Zombis! Una enciclopedia del cine de muertos vivos, publicado en 2009. Desde hace varios años están en los videojuegos - el más emblemático es Resident Evil-y en las series de televisión entre las que destaca la exitosa The walking dead, de Robert Kirkman, y hace algunos años se extendieron a la literatura con paso fuerte y seguro.

Ahora, en el mercado de Estados Unidos, España y México, hay decenas de novelas protagonizadas por zombis, sagas, cómics de Marvel, novelas gráficas, e incluso clásicos de la literatura universal en versión Z; es decir, zombi.

A títulos de la literatura contemporánea como Zombi. Guía de supervivencia y Guerra mundial Z: Una historia oral de la guerra zombi de Max Brooks, hijo del cineasta Mel Brooks; y Apocalipsis, de Manuel Loureiro, y Los caminantes de Carlos Sisí -ambos títulos de autores españoles-, se han sumado versiones de clásicos: El Quijote Z, Orgullo y prejuicio y zombis, La casa de Bernarda Alba Zombi, Ana Karenina Z y Lazarillo Z, entre otros.



Fascinación por los devoradores

A pesar de ser masa, de que ninguno tiene identidad ni personalidad ni mucho menos son románticos; a pesar de que son apocalípticos, no muertos, devoradores y gregarios, los zombis han despertado fascinación entre los espectadores y lectores; incluso hay admiradores que se conciben como freaks de los zombis a mucha honra.

Esos personajes han subyugado a los escritores norteamericanos desde hace algunos años y en los últimos dos a autores españoles; sean traducidos, importados o reeditados, esos libros están en mesas de novedades de México, donde se pone punto final a la primera novela zombi. Todos son parte de una ola narrativa que tiene un trasfondo social muy fuerte y un reflejo de la sociedad contemporánea.

Vicente García, editor de Dolmen, casa editorial de España que ha publicado cerca de 40 novelas de zombis, considera que la fascinación radica en que estos seres representan a un enemigo feroz e invencible al que no se puede derrotar y con el que simplemente hay que coexistir.

"Se trata de un depredador que no se cansa, que no necesita dormir ni comer ni descansar; un ser sin escrúpulos que no piensa... Imagino que en el fondo representa lo peor de nosotros, prefiero imaginar eso a pensar que se trata de nosotros mismos, porque algunos defectos como el no tener conciencia, el ser gregario y el no pensar es algo común tanto en los vivos como en los no muertos", señala García.

El editor y también autor de la novela Apocalipsis Island sentencia: "no deja de ser una forma de ver algunos aspectos de nuestra sociedad sin verlos; por un lado cómo podemos llegar a ser viéndonos a través de los zombis, y por el otro en qué nos transformamos en momentos de necesidad extrema como sería el caso de un ‘fin del mundo'".

En México, esas novelas ocupan un lugar importante en las librerías, tan sólo Dolmen a través de Océano ha puesto en circulación Carne muerta, de David Mateo; Tom Z Stone, de J. E. Álamo; Los caminantes. Necrópolis, de Carlos Sisi; Antirresurrección, de Juan Ramón Biedma; y Cuando Susanah llora, de J. J. Castillo. Se suman dos nuevos libros con el sello Planeta: la segunda parte de la serie The Walking dead chronicle, de Robert Kirkman, y Zombi Island, de David Wellington. Y Alfaguara, con la novela de José Luis Trueba que saldrá en septiembre firmado con las iniciales J. L. T. L.

Trueba Lara, narrador y freak de los zombis desde hace más de 40 años, cuando vio La noche de los muertos vivientes, dice que la verdadera fascinación por los zombis radica en que son una masa: "En los zombis todas las cualidades individuales se pierden y se convierten en una masa amorfa que va caminando y devorándolo todo. Poco importa cuál es la causa, si es lo que ocurre en Resident Evil o lo que pasa en La noche de los muertos vivientes o si es un virus; la causa es lo de menos, incluso en algunos casos ni siquiera la sabemos, como en The walking dead".

Trueba Lara, quien publicará la primera novela mexicana zombi que, a diferencia de la mayoría de novelas tendrá como protagonista a una mujer, asegura que el asunto central es que "los zombis se vuelven masa y empiezan a devorar. Esa es una maravilla, porque es la posición más cómoda y más gregaria".

Esa fascinación por las historias de zombis no es nueva, Vicente García relata que en el mercado anglosajón el furor comenzó con World War Z, de Max Brooks, que despertó a todos los amantes del género.

Dice que en lengua hispana todo comenzó con Apocalipsis Z, con la trilogía de Los Caminantes y la tetralogía de Apocalipsis Island. "Eso significó el despertar de un público latente que estaba ahí desde hace tiempo esperando encontrarse con libros de zombis".

Y ha sido tal el furor que tan sólo en Dolmen han publicado cerca de 40 títulos que incluye seis antologías de relatos cortos y varias sagas principalmente de autores españoles, aunque también hay algunas traducciones como Brian Keene con El Alzamineto, Gareth Wood con El despertar de los muertos o Wayne Simmons con Pandemia.

Para José Luis Trueba Lara el zombi no es un personaje fantástico "porque es tan despersonalizado y a la hora de narrarlos siempre dan lata porque qué personalidad le puedes dar, en realidad el zombi es un personaje muy cuadrado que sólo te corretea, que tiene pocas capacidades de sentir y vivir, es un personaje absolutamente desdibujado, plano y unidimensional; pero eso es lo que lo hace interesante, la fascinación por algo sin personalidad, con la cosa apocalíptica claro".

El zombi tampoco es un personaje que sólo interese a los lectores jóvenes. "Por suerte se está convirtiendo en un género por sí solo, que puede abarcar dentro de sí al resto: humor, histórico, novela negra... y, cómo no, terror. Y lo mejor es que parece no ceñirse únicamente a los lectores más jóvenes, sino alcanzar a la gente de cuarenta", dice García.

Tatiana Nogueira, directora de mercadotecnia y comunicación de Grupo Planeta, asegura que el zombi les ha permitido a los escritores incluirlo en historias ya conocidas pero sobre todo en nuevas historias pues les da libertad: "Podría ser un ser más de la literatura fantástica pero no es un ser que haya nacido en la literatura como Drácula o Frankenstein, sino que nace a partir de la pregunta de qué pasaría si los muertos resucitan; los zombis son personajes que se han integrado a la novela negra y a los comics; Marvel tiene varias series, incluso en México no podemos olvidar que Jis y Tryno crearon los zombis de Sahuayo", señala Nogueira.

Aranzazu Núñez, editora de Alfaguara Infantil y Juvenil, dice que los zombis son un fenómeno retro, son personajes con cabezas huecas y con ansías de devorar carne humana para sostenerse en vida. "A nivel literario, en México es un fenómeno reciente, a diferencia de España y Estados Unidos, donde el zombi aparece con mucha más fuerza en los 90. Creo que es un fenómeno bastante anglosajón, pero ciertas características lo hacen atractivo para nuestra cultura, como nuestro interés por lo sobrenatural".

La imaginación, arma contra el conformismo

NUEVA AVENTURA LITERARIA. Su libro “El último explorador” es publicado por el Fondo de Cultura Económica.(Foto: REBECA ARGUMEDO EL UNIVERSAL )


Entrevista con Alberto Chimal
Yanet Aguilar Sosa

Fuente: El Universal

Por primera vez en su camino literario, Alberto Chimal ha creado un personaje que tendrá una larga vida; un ser errante, un explorador, un viajero que se sorprende con los misterios de la existencia, un hombre que nació tarde, en el siglo XX y que explora el siglo XXI; un asombrado de la vida que debió vivir en el siglo XVI, cuando Fernando de Magallanes descubría el mundo, o en el siglo XVIII, cuando el Capitán James Cook exploraba los mares.

Se trata de Horacio Kustos, su aventurero empedernido; un hombre que goza con lo que ya no gozan los seres humanos: observar el mundo y asombrarse y luego, al final de cada jornada, hace un ejercicio de imaginación. Un viajero que lo mismo recorre el desierto peruano, que recrea la recepción de un totel submarino, que visita Tepito, donde encuentra a la diosa de las copias piratas o conoce la ciudad de T, que imaginó Jorge Luis Borges.

Ese personaje que Alberto Chimal comenzó a delinear en 2000 y que ha protagonizado muchas otras historias que no están contenidas en su nueva novela, El último explorador, publicada por el Fondo de Cultura Económica, promete vivir muchas historias más, pues su paso por el mundo es una suerte de bitácora de personajes, lugares y misterios. Incluso ya tiene una cuenta de Twitter: @hkustos y un cuaderno de escritura en kustos.tumblr.com. Justo de él habla Alberto Chimal.

¿Quien es Horacio Kustos?

Todos los días son los mismos para Horacio Kustos porque todos los días son distintos, todos los días está en otro lugar haciendo otra cosa, es un nómada, es un tipo errante que está siempre en marcha, siempre en movimiento, haciendo cosas distintas incluso cuando no quiere hacerlo.

Hay una historia en la que se adentra en Tepito y ahí entre violencia y escopetas, se encuentra con la diosa de las copias piratas que tiene el aspecto de una vendedora de copias pero que de hecho es una copia de una vendedora de copias del puesto de al lado. Todo en ello es copia.
¿Si Kustos hubiera nacido en los tiempos de Magallanes hubiera competido con él?

Sí, hubiera sido otro Magallanes, hubiera cruzado el mundo de norte a sur, no de este a oeste, habría sido el Capitán Cook, habría sido otto lilienthal, habría ido con Amelia Earhart y habríamos sabido qué le pasó. Pero bueno, le tocó nacer en otra época, existir en un mundo en el que supuestamente puedes ver la superficie del planeta entero en tu computadora vía Google maps, en esa aparente accesibilidad y en esa aparente saturación de información, él todavía encuentra cosas, lugares maravillas, claro, todo es inventado, pero todo se encuentra en el mero meollo de lo que aparentemente es más cotidiano y aburrido.

¿Cuáles fueron los detonadores de este personaje y de estas historias?

Horacio Kustos viene desde tiempo atrás, yo ya había escrito de él desde hace mucho tiempo un poco reaccionando ante aquel hartazgo, aquel nihilismo que surgía desde los años 90 y en el cual seguimos hasta ahora, ante esta actitud desencantada, aburrida, que acaba siendo de un enorme conformismo, que en ciertos momentos de los últimos 10 años parecía incluso invencible pero que ahora quizás resulte que no es tanta y eso me da confianza.

¿Allí está el gran valor de la imaginación?

Este personaje y estas historias me ayudan a continuar algo que me importa mucho en mi trabajo, que es afirmar el valor de la imaginación, no únicamente como alternativa de entretenimiento, lo que me parece válido, sino como ayuda para la existencia, sobre todo en una cultura como la nuestra, que se asume muy conformista ante cierta idea de la realidad que nos viene dada.

Me parece que personajes como Kustos y como otros exploradores raros que tenemos en la literatura mexicana nos pueden servir para sacudirnos un poco esas telarañas de la cabeza, como para mirar la realidad de otra manera.

En una época en la cual lo que tenemos ante los ojos aprendemos a verlo con desgano, con desdén, hay que revitalizar la imaginación, hay que recuperar la posibilidad de ver las cosas con ese asombro que nos producen en ciertas épocas de la vida y épocas de la historia.

¿Seguir los pasos de este explorador es un reto y un hallazgo en tu literatura?

Creo que este libro como colección de historias es el más homogéneo que he hecho, el más intrincado y el más trabajado; desde Grey, en 2006, no había tenido un libro que exigiera la intención de tener una unidad tan clara y tan potente. Por supuesto que me costó muchísimo trabajo también, varias de las historias fueron reescritas en más de una ocasión y la forma de ir viendo cómo se hablaban estos textos entre sí, también implicó mucha exigencia.

¿Qué te ha dado Kustos?

Me ha brindado más de un dolor de cabeza para acabar de contar sus historias adecuadamente, pero por otra parte me ha dado muchas satisfacciones, han aparecido cuentos por ahí, están sus experimentos virtuales en Twitter y tumblr, pero hasta ahora se publica el libro. Como escritor me ha dado la posibilidad de experimentar y llevar más lejos lo que hago de muchas formas; muchas de las historias de El último explorador, fue también una hechura muy abierta a experimentar y a buscar temas y formas distintas.

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